Por fin arrancó el último cuatrimestre. Han sido años de esfuerzo, de trasnoches, de disciplina y, sobre todo, de limitaciones. Nada de salir los fines de semana, ni tomar alcohol en la semana, ni siquiera de faltar a clase para aprovechar un feriado e irme a la playa. ¡He sido una alumna modelo!
Para recompensarme, decidí celebrar mi inminente graduación con pequeños placeres. ¿No dicen que está bien mimarse de vez en cuando? Pues yo quiero, puedo y definitivamente me lo me-rez-co.
Puede que haya perdido un poco el foco, es verdad. Ahora duermo más de día que de noche, porque me desvelo viendo K-dramas y pensando en mi ex. También paso demasiado tiempo soñando despierta con el viaje que quiero hacer después de recibirme. Se me está haciendo difícil seguirle el ritmo a la cursada y avanzar con la tesis. ¿Alumna modelo? No realmente.
Cuando mi terapeuta me recomendó el programa de MBCT, hace meses, dijo que me daría herramientas para momentos como este, en los que me exijo tanto que colapso y me estanco en el pasado o en el futuro. No me parecía tan grave entonces. ¡¡Ahora necesito encontrar mis notas del curso!!
Sí, me acuerdo de la sesión donde nos explicaron la utilidad de hacer un plan de acción para seguir adelante cuando las emociones negativas tomaran el control. “Querida Sofi: sé que no vas a tener ganas de leerme ni de hacer nada de esto ahora que todo parece demasiado” -que perspicaz puedo ser-, “pero es justamente por eso que preparé este plan de acción para vos, porque ahora la tristeza y la ansiedad parecen apoderarse de todo”.
“Quiero recordarte que vos ya saliste de esto una vez y vas a poder salir nuevamente, para eso te pido que pongas en marcha la siguiente lista de actividades…”. En otra hoja, comienzo a poner en práctica el plan que la Sofi del pasado escribió. Me recuerdo que yo elegí esta carrera, que es mi vocación. Además, identifico qué necesito ahora -descansar para poder producir el contenido de la tesis, para ir a clase y disfrutar las últimas semanas con mis compañeros-.
No es la primera vez que caigo en la trampa de ser la alumna modelo. Tampoco es la primera vez que me encuentro jugando al premio y al castigo conmigo misma. La diferencia es que esta vez tengo un plan creado por mí, para cuidarme, para apoyarme, para estar bien. ¡Quiero, puedo y me lo merezco!
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